El fin de la Dictadura, la Restauración monárquica y la llegada de la Democracia abren un nuevo periodo en nuestra Historia. El ambiente de libertad -ahora sí, total-, la desaparición de la censura y el acercamiento a Europa (ingreso en la CEE) son hechos relevantes de esta nueva etapa. Existe un mayor conocimiento de la cultura europea y, a la vez, La cultura española es más conocida fuera las fronteras.
Existe una variedad enorme de temas y una calidad bastante elevada en muchas de las últimas novelas. Esto hace que cada vez sea más difícil clarificar el panorama y establecer tendencias unificadoras. La mezcla de cuatro generaciones narrativas, la llegada de autores exiliados, el auge de los premios literarios y el boom editorial dificultan enormemente la tarea. Las principales tendencias reconocidas por la crítica hoy en día son:
Metanovela: Consiste en incluir la narración misma como centro de atención del relato ("novela especular"). La novela se vuelve sobre sí misma; el texto narrativo ofrece el resultado final y a la vez el camino que ha llevado a él; se cuenta una novela y también los problemas planteados en su creación. Es un ejemplo claro de literatura dentro de la literatura.
Papel Mojado (1983), El desorden de tu nombre (1988), de J.José Millás.
Novelas poemáticas o novelas líricas. Novela poemática es la que aspira a ser un texto creativo autónomo, acercándose al poema lírico. Se produce una tendencia a la concentración máxima, no imitación de la realidad, personajes insondables, mitos, símbolos, lenguaje más sugerente que referencial.
Mazurca para dos muertos (1983), de Cela.
Makbara (1980) y Las virtudes del pájaro solitario (1988), de Goytisolo.
Madera de Boj (1999) de Camilo José Cela.
Novela histórica. Desde distintos puntos de vista: fabulación imaginaria del pasado, proyección del pasado sobre el presente, aprovechamiento de la Historia para indagaciones intelectuales y ejercicios de estilo.
La ciudad de los prodigios (1986), de Eduardo Mendoza.
Novela de intriga. Se potencia la intriga por medio de esquemas policíacos y otros procedimientos de la novela negra. A este auge contribuyó el éxito de El nombre de la rosa (1980), de Umberto Eco, donde se combinan lo intelectual, lo histórico y lo policíaco. En esta línea destaca un escritor de la última generación, galardonado ya con el Premio de la Crítica, Nacional de Novela o planeta: Antonio Muñoz Molina (1956), con dos novelas fundamentales: El invierno en Lisboa (1987) y Beltenebros (1989).
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